Un recuerdo vago camina por un triste mundo buscando respuestas, mientras transita solo, se pregunta cómo tener el amor de aquella mujer, desesperado se acomoda en una silla de madera, acomodando su cabeza asía el cielo, intentando ver más allá de las estrellas deseando encontrar respuestas, con su platónica imaginación acomoda el rostro de dicha mujer en la luna, que esa noche por suerte era redonda.
Ella era de piel delicada, como un copo de nieve, unos ojos negros brillantes y profundos, donde él veía un mundo a través de ellos, unos labios que daban un color rojo intenso, una cabellera negra, larga y lisa. Después de casi 40 minutos de ver la noche, se levantó de la silla, llenando sus pulmones de aire, haciendo ver su pecho más grande, creyendo que esto le daría más valor para poder declamarle sus puros sentimientos al día siguiente…
Cosa que al parecer no servía de mucho, pues llevaba más de 2 meses haciendo lo mismo, y cuando tenía la oportunidad de hacerlo, sus manos sudaban y un nudo se acomodaba en su garganta que le impedía tan siquiera saludarla. Así contando las horas para volverla a ver se dirige a conciliar el sueño, no sin antes pedirle a todos los santos que la cuiden y que le den fuerzas para poder expresarle dicho sentimiento.
Después de haber pasado toda la tarde y parte de la noche suspirando y haciéndose a la idea de que mañana será el día cae profundamente dormido, y esto dará espacio a soñar con ella.
Un paraíso completo, árboles frondosos y altos llenos de vida, en medio una fuente que rocía el césped verde con agua pura y transparente, y ella sentada sobre una roca, donde uno de los muchos árboles que había tenía el privilegio de hacerle sombra, una suave brisa jugaba entre sus cabellos, y sin temor alguno, el se acerca a ella para abrazarla y tenerla entre sus brazos mientras besa sus labios, al mismo tiempo que los sonidos de la naturaleza cantaban un himno de amor.
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