He caminado por mucho tiempo sin rumbo por los nefastos caminos de la vida (23 años no es mucho pero he aprendido bastante), he hecho cosas de las que realmente me arrepiento, aún así, si alguien me preguntara si cambiaría algo de mi vida les diría con toda seguridad que no. Si algo me ha enseñado la vida es que no podemos cambiar lo que somos pero (y esto es lo más interesante), si podemos cambiar en los que nos convertiremos.
La única fuerza mayor que nos impide alcanzar nuestras metas, lo único que nos limita a ser lo que queremos, lo que deseamos ser, es la fuerza de voluntad. He aprendido que si somos lo suficientemente fuertes para saber levantarnos luego de tropezar o caer, de aprender de nuestros errores, pero sobre todo, de saber que no somos perfectos, en algún momento vamos a fallar (somos humanos), la vida es eso, si supiéramos siempre lo que va a pasar entonces la vida dejaría de ser tan interesante.
Tenemos que levantarnos, mirar hacia el frente, hacia nuestras metas, dejar nuestro pasado detrás, enamorarnos, buscar nuestra razón de ser, y encontrarle el sentido a la vida. Y ya que estamos hablando de encontrarle sentido a la vida, tengo algo interesante que contar, es una de esas experiencias que pasan una sola vez en la vida y que nunca quieres que se acaben, pero, al igual que todo lo bueno en esta vida te enfrentas a un dilema, hablo del amor…
Sí, el amor, esa fuerza que no está sujeta a ninguna regla y que desde el principio de los tiempos ha llenado infinidad de páginas en la historia de la literatura, historias que hacen llorar, historias que hacen reír, historias que dan esperanza al corazón quebrantado y sin consuelo aparente, historias, que aunque en algún momento te puedes llegar a identificar con alguno de sus personajes no tienen ni el más mínimo sentido cuando te toca vivir una situación así,al enfrentar la realidad la ficción sigue siendo ficción y la realidad, por dura que parezca a veces, tenemos que afrontarla y buscar la mejor manera para salir ilesos de este juego de ajedrez de la vida en el que somos simples peones.
Luego de razonar todo esto llegué a la conclusión de que nada de lo que pienso tiene sentido, que hay que vivir el momento para saber qué pasará, y que si piensas que esa persona con la que estas en el momento no te corresponde, o que te corresponde pero que quizás tenga dudas, debes hacer lo necesario para hacer que esas dudas desaparezcan.
Debemos de entender que el pasado es historia, que el futuro es incierto y que el presente, sí el ahora (lo que está pasando en este mismo instante) es un regalo que debemos apreciar, vivir cada momento de nuestra vida como si fuera el último y no dejarnos atormentar por esas dudas que consumen nuestra mente y que aunque algunas tienen su razón de ser, (sí, de esas dudas existenciales que te invaden y que no te dejan tranquilo y corrompen tu conciencia), debemos mirar el lado positivo y buscar siempre las opciones positivas, la vida no tiene porque ser siempre negativa.
La única fuerza mayor que nos impide alcanzar nuestras metas, lo único que nos limita a ser lo que queremos, lo que deseamos ser, es la fuerza de voluntad. He aprendido que si somos lo suficientemente fuertes para saber levantarnos luego de tropezar o caer, de aprender de nuestros errores, pero sobre todo, de saber que no somos perfectos, en algún momento vamos a fallar (somos humanos), la vida es eso, si supiéramos siempre lo que va a pasar entonces la vida dejaría de ser tan interesante.
Tenemos que levantarnos, mirar hacia el frente, hacia nuestras metas, dejar nuestro pasado detrás, enamorarnos, buscar nuestra razón de ser, y encontrarle el sentido a la vida. Y ya que estamos hablando de encontrarle sentido a la vida, tengo algo interesante que contar, es una de esas experiencias que pasan una sola vez en la vida y que nunca quieres que se acaben, pero, al igual que todo lo bueno en esta vida te enfrentas a un dilema, hablo del amor…
Sí, el amor, esa fuerza que no está sujeta a ninguna regla y que desde el principio de los tiempos ha llenado infinidad de páginas en la historia de la literatura, historias que hacen llorar, historias que hacen reír, historias que dan esperanza al corazón quebrantado y sin consuelo aparente, historias, que aunque en algún momento te puedes llegar a identificar con alguno de sus personajes no tienen ni el más mínimo sentido cuando te toca vivir una situación así,al enfrentar la realidad la ficción sigue siendo ficción y la realidad, por dura que parezca a veces, tenemos que afrontarla y buscar la mejor manera para salir ilesos de este juego de ajedrez de la vida en el que somos simples peones.
Luego de razonar todo esto llegué a la conclusión de que nada de lo que pienso tiene sentido, que hay que vivir el momento para saber qué pasará, y que si piensas que esa persona con la que estas en el momento no te corresponde, o que te corresponde pero que quizás tenga dudas, debes hacer lo necesario para hacer que esas dudas desaparezcan.
Debemos de entender que el pasado es historia, que el futuro es incierto y que el presente, sí el ahora (lo que está pasando en este mismo instante) es un regalo que debemos apreciar, vivir cada momento de nuestra vida como si fuera el último y no dejarnos atormentar por esas dudas que consumen nuestra mente y que aunque algunas tienen su razón de ser, (sí, de esas dudas existenciales que te invaden y que no te dejan tranquilo y corrompen tu conciencia), debemos mirar el lado positivo y buscar siempre las opciones positivas, la vida no tiene porque ser siempre negativa.
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